Bienvenidos de nuevo a nuestra cita semanal, hoy estrenamos nueva cabecera coincidiendo con el comienzo de la publicación de la revista que dió el relevo a La Kukaratxa, Maná. Según el diccionario en su primera acepción, el Maná era un manjar milagroso, enviado por Dios a modo de escarcha, para alimentar al pueblo de Israel en el desierto. Es la descripción que más se le ajusta al caso, manjar milagroso para alimentar la mente del pueblo en medio de un desierto cultural.
Debieron pasar tres largos años para que La Kukaratxa tuviera relevo, pero como suele decirse, la espera mereció la pena. Alejándose de esa cierta improvisación que caracterizaba a La Kukaratxa, Maná aparecía como un producto más elaborado, más cercano a una revista. 48 páginas, portada a cuatro colores e interior en glorioso blanco y negro, con artículos y noticias del mundo del cómic, entrevistas a autores, buenas historias, y páginas de publicidad. Si, Maná se financiaba en buena parte con las aportaciones de los anunciantes, en su mayoría bares de Pamplona y poblaciones cercanas, y también comercios. Eso permitió que Maná tuviera realmente muy buen aspecto y una buena tirada, 1100 ejemplares; puede que no parezcan muchos, pero para un fanzine local y comparando con las tiradas de las publicaciones de la época (y no hablemos de las actuales) a nivel nacional tiene mucho merito.
En las próximas semanas iremos desgranando el contenido de los dos números (estamos abonados a publicaciones de corto recorrido) que componen la biografía de Maná. En este número cero encontraremos entrevistas a Juan Giménez y Luis Martorell, junto a las historias dibujadas por viejos conocidos de La Kukaratxa y también de nuevos autores, con un buen (a mi entender) nivel de calidad.
De momento para abrir boca os dejo con la portada, obra de Jaam y la página con la editorial y el sumario, enjoy.
Nos vemos en el psiquiátrico...
el diseño del blog ha mejorado mucho y el logotipo esta muy bien, mana cuanto tiempo ha pasado dede entonces
ResponderEliminarGracias por la parte que me toca, pequeña en este caso.
ResponderEliminarY si, a llovido un rato desde entonces, pero 20 años no son nada...